martes, 5 de marzo de 2013

Y de repente aparece, con la misma chaqueta oscura. Lo ves caminar, serio, pero sabes que de un momento a otro va a esbozar esa sonrisa que tanto te gusta. Y es así. Se detiene, te mira y te sonríe. Cualquiera dirá que la curva más bonita de un hombre es la uve de la cadera, para mi es su sonrisa. Esa que guarda cientos de misterios. 
Mientras piensas en tus cosas lo ves acercándose y enseguida te rodea con sus brazos y  te imaginas lo bonito que sería amanecer todos los días a su lado y recibir uno. 
Luego, te da un beso en la mejilla y después pone la suya para que le des un beso a él. Pero es diferente. Presiona su mejilla con tus labios muy fuerte para alargar el beso.
Después se aparta y pone su cara cerca de la tuya. Tan cerca que vuestras frentes se tocan. Y te dice cualquier tontería pero tu no le haces caso porque tienes su boca tan cerca que te entran ganas de besarle hasta borrarle los labios. 
De repente, las pupilas se te dilatan y la respiración se entre corta...Da la vuelta te abraza por detrás, te coge de las manos y te vuelve a dar un beso pero luego se va. Siempre sonriendo.
Y te das cuenta de que quieres ser el motivo de esa sonrisa. La que tanto te gusta.